Moverse cómodamente por el espacio público: los niveles de servicio
Se acerca el buen tiempo y, con él, los turistas que llenarán las calles más visitadas de Barcelona durante los próximos meses. El aumento de gente paseando por la calle suele ser directamente proporcional a la disminución del confort en el espacio público. Si habéis intentado pasear por el paseo central de la Rambla un sábado cualquiera de julio, entonces sabréis de qué hablamos.
Por este motivo, éste nos paree un buen momento para hablaros del grado de confort del espacio público, o lo que es lo mismo, de los niveles de servicio.
¿Qué es el nivel de servicio?
Para analizar el espacio puede ser muy útil expresar el nombre de peatones por unidad de tiempo y espacio.
Esta medida se calcula teniendo en cuenta, a la vez, la actividad de peatones y las condiciones del espacio libre. Nos permite determinar si el ancho y condiciones de las aceras o del espacio de que disponen los peatones para moverse es adecuado en relación a la cantidad de peatones que circulan por él, para establecer el grado de confort de estos espacios.
Localizar los puntos donde encontramos un grado de confort bajo es esencial. Estos puntos implican conflictos en los desplazamientos de los peatones y suponen la pérdida de calidad del espacio público, impidiendo la libertad de movimiento de las personas.
La cuantificación de este grado de confort se llama nivel de servicio, y se establece en una escala que va del nivel de servicio A+ (máximo confort) al D (mínimo confort). En los espacios con máximo confort, los peatones tienen total libertad de movimiento y no se ven obligados a modificar ni el recorrido ni la velocidad deseada. En cambio, en los espacios con un mínimo confort, los peatones se ven obligados a condicionar totalmente su velocidad y recorrido, el contacto físico es inevitable y los cambios de sentido son prácticamente imposibles.
Los niveles de servicio se obtienen cruzando dos parámetros principales:
– El número de peatones que circulan por cada punto del espacio público y por unidad de tiempo.
– El ancho efectivo de la acera, es decir, el espacio real por donde circula la gente. Este ancho se obtiene restándole el espacio ocupado por mobiliario urbano, arbolado, terrazas, etc. y restándole también un espacio prudencial en los límites, ya que se tienen que tener en cuenta que las personas no circulan ni tocando a las fachadas ni al límite con la calzada.
Ejemplo: Niveles de servicio de la Rambla de Barcelona en hora punta en fin de semana (febrero 2014)
Ejemplo: Niveles de servicio del Carrer Gran de Sant Andreu de Barcelona en hora punta en fin de semana (diciembre 2013)
Ejemplo: Niveles de servicio en el barrio de la Esquerra de l’Eixample de Barcelona en hora punta en día laborable (marzo 2015)
Conocer los niveles de servicio de nuestro espacio público nos proporciona una herramienta muy útil a la hora de establecer las actuaciones de mejora de un espacio y determinar los criterios de la ocupación del espacio público.